Aunque no sucede con frecuencia, todos conocemos o hemos padecido en primera persona las desagradables consecuencias que supone que nuestro vuelo haya sido cancelado, y por tanto, nuestro viaje de negocios o las vacaciones deseadas o la conexión con un destino aún mejor, se haya frustrado.
La cancelación de un vuelo significa que un vuelo previamente programado y en el que se había reservado un asiento, finalmente no se ha realizado.
La principal diferencia entre cancelación y retraso es que éste último dejará de ser un retraso y se convertirá en cancelación cuando el número de vuelo, para la misma ruta que el pasajero ha contratado para un día y horario concreto, ha cambiado.
En toda cancelación de vuelo, se ofrecerá siempre al usuario cualquiera de estas opciones:
1) Reembolso, en un plazo máximo de 7 días del coste íntegro del billete al precio que se compró.
La devolución comprende tanto la parte del viaje no efectuada como la efectuada si el viaje ya no tiene razón de ser, por tanto, se facilitará un vuelo de vuelta al lugar de partida.
2) El transporte lo más rápidamente posible hasta el destino final, en un medio similar al contratado.
3) La conducción hasta el destino final en una fecha posterior, siempre que convenga al pasajero, en función de los asientos disponibles y en condiciones comparables.
Pero, atención….
El reembolso deberá realizarse en metálico o transferencia bancaria o transferencia bancaria electrónica, cheque u otro medio acordado con el usuario.
Si el transporte alternativo parte de la misma ciudad/región, pero de distinto aeropuerto o tiene como destino un aeropuerto diferente al previsto inicialmente por el pasajero, la compañía aérea correrá con todos los gastos de desplazamiento.
El transporte alternativo no tiene por qué tratarse de un avión ni volar con la misma compañía aérea que canceló el vuelo. Puede tratarse de un autobús o un taxi, dependiendo de la distancia.
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